Foto: Carlos Mario Lema |
¡Qué tan bueno montarse en un escenario con músicos que uno quiere y en que se puede confiar! Con profesionales que saben no solamente qué tocar sino cómo tocarlo – con poder y elegancia. Nuestro concierto anoche en la Biblioteca Nacional fue tan gratificante, y por muchas razones: habíamos trabajado duro para preparar un programa que representaría lo que somos como compositores e intérpretes y que daría a la vez una idea de la música (en este caso, colombiana) que nos inspira. Y yo quería compartir con el público un poco de nuestro "proceso", sin ser pedante ni aburrir a nadie (porque ese proceso creativo, para mí, es pura alegría) y comunicar la fuerza innegable que tiene la música "roots" (o folclórica, o lo que la quieran llamar) para los músicos y para los amantes de la música en el mundo entero. Basado en la respuesta tan bonita del público anoche, siento que cumplimos esta misión. Pero no hubiera sido posible sin el apoyo de nuestro equipo técnico, empezando por nuestro luminotécnico, Diego Forero (y sus asistentes Miguel Angel Fernández y Juan Kai Mejía) quien supo llenar el escenario de calor y color (con el apoyo generoso de Cecile Biquart del Teatro Jorge Eliécer Gaitán y los faroles mágicos de Álvaro Moreno), Jeanette Riveros y su equipo del Centro de Documentación Musical de la Biblioteca Nacional, quienes con el Ministerio de Cultura organizaron el evento, el ingeniero Milton Piñeros, y el bajista de Xumapaz, Alexander Vargas, quien además de tocar bien BADASS ese bajo, logró sacar una grabación en 24 pistas del concierto (con la ayuda de Federico Viviescas). Tocar con saxofonista Juan Benavides por primera vez fue también maravilloso. Trajo algo nuevo al proyecto, como músico y como ser humano. Pero mis agradecimientos (y felicitaciones) sobre todo a Alejo, Linus, César, Pacheco y Alex, el alma de este proyecto, quienes una vez más se entregaron completamente y con mucha alegría... y brillaron.